El ciclismo de ruta es un deporte con exigencias fisiológicas extremas. Por tanto, es necesario encontrar nuevas estrategias para mejorar el rendimiento.
Las grandes ganancias en el estado de forma se logran prescribiendo altas cargas de entrenamiento seguidas por un período de recuperación mínimo, pero suficiente. El equilibrio es un desafío ya que múltiples factores como la intensidad del entrenamiento, la calidad del sueño, la nutrición y el bienestar psicológico pueden variar sustancialmente de forma individual.
Además del HRR, la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV), que se centra en la variabilidad de los sucesivos intervalos R – R. Esta herramienta permite la detección del estado de fatiga y evalúa la adaptación al entrenamiento.
Monitorear las respuestas individuales al entrenamiento es, por lo tanto, una factor clave importante para prescribir a los programas de formación más eficaces. Una variable prometedora que puede reflejar resultados positivos o la adaptación negativa al entrenamiento es la regulación autónoma cardíaca.
La variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) se ha sugerido como una alternativa eficaz para prescribir la carga de entrenamiento contra programas de formación predefinidos.